Contenido promovido por el Instituto de Experimentación y Formación Artística A.C. con el Centro Cultural La Otra Banda.
ENSAYO
Por: Rosa Elena Hernández Mancilla
Actualmente y según el DSM-5 con “Cada nueva edición los posibles trastornos mentales siempre aumentan, pero nunca se reducen. No parece razonable pensar que en el plazo de 60 años los trastornos mentales se hayan multiplicado por dos” (Ezama, Alonso y Fontanil, 2010)” [1]Ante esta afirmación tan fuerte de la Organización Mundial de la Salud se me viene una pregunta a la cabeza y no sólo es el cómo abordarlos y cómo trabajarlos desde cada enfoque psicológico para llegar a la salud mental del individuo. Sino la pregunta más importante que me permite expresar todo mi sentir en estas líneas, es: ¿Cómo disminuir los trastornos mentales?
No es una tarea fácil, sin embargo, trabajando ya durante un periodo de cinco años con adolescentes y niños, aunque con mi limitada experiencia en comparación con los grandes psicoterapeutas he visto con gran tristeza el vacío heredado de padres a hijos de generación en generación y creo firmemente que es no necesario sino urgente trabajar con los educadores de niños brindándoles herramientas e información para que puedan manejar sus emociones a través de talleres y pláticas educativas que ayuden a mejorar las prácticas de crianza de padres a hijos.
Nadie sabe ser padre, nadie aprende sino hasta en la marcha, sin embargo, no podemos decir que no podamos aprenderlo. Hay tantas cosas que se pueden mejorar con voluntad e inteligencia.
Los estímulos positivos como nuevas conductas en las familias; tales como la escucha activa, el abrazo, evitar la comparación y atender las necesidades de los hijos, ayudan de manera importante en el desarrollo de los niños, teniendo un impacto constructivo en el comportamiento, el compromiso y la autopercepción; además incrementa la posibilidad de formar adultos serenos y en paz.
Las creencias arraigadas como “dejarlos llorar para que haga pulmón” en lugar de atender sus necesidades, son conductas intrusivas que lo único que provocan es la “protesta” o sea las conductas negativas o los llamados que hacen los niños para decir que nos están necesitando…
Por otro lado, según John Bowly en su teoría de los apegos, todos los niños necesitan de su cuidador dando por sí mismo que se genere un desapego sano, sin embargo, por la ansiedad de los padres de vivir acelerados, adelantan este proceso creando en el niño angustia donde los niños pierden la esperanza de ser amados teniendo un importante retroceso en el desapego.
Es así como miles de personas están trabajando técnicas de sanación del niño interior por no saber que lo único que estaban buscando en esta etapa era la seguridad de saber que su padre o su madre estarían ahí. De igual manera a veces se maneja el adiestramiento en lugar de tener un aprendizaje, perjudicando los procesos cognoscitivos del niño, se acelera su maduración la cual tendrá que llegar según su edad y no con la presión de los padres.
Para ello, es necesario la creación de ambientes favorables que contribuyan a que los individuos regulen sus emociones y desarrollen su creatividad para la resolución de sus conflictos.
La diferenciación entre límites y normas también es un tema que no se puede dejar pasar. Recordemos que los límites son una frontera para salvaguardar el espacio físico y emocional que todo ser humano necesita para desarrollar su identidad, autonomía e independencia, el juego de los límites tiene un papel fundamental para que ellos sepan en pocas palabras hasta donde se puede llegar.
Podemos mencionar un sinfín de temas que actualmente a ciencia cierta no se sabe cómo manejar como por ejemplo, control de esfínteres, el juego, la comunicación, la alimentación, espacios recreativos y tiempo productivo, la salud mental en los primeros 100 días de vida, los berrinches, el pecho materno, la llegada del primer hermano, etc., temas que pareciese son fáciles de llevarse a la práctica, sin embargo en el día a día los y las cuidadoras hacen lo que pueden con las condiciones que también se les pueden ofrecer.
Es por esto de suma importancia la planificación y la mejora en las prácticas de crianza lo que dará una mejor orientación y disminución a tantas enfermedades nuevas que se han disparado con problemas en el diario vivir, problemas a los que los jóvenes se enfrentan sin saber cómo resolver, problemas que los adultos aún con experiencia siguen repitiendo y sobre todo problemas que que reflejan a un joven sin orientación, sin amor y sin límites en su diario vivir.
Actualmente hay programas como la de Fundación Slim[2] que ofrece en la página de internet sus cursos y talleres que están disponibles de una manera gratuita y fácil de ingresar para todos aquellos interesados en poder hacer un cambio en sus vidas.
Si un ser humano se sabe que es amado, se sentirá pleno, se sentirá seguro, se sentirá protegido, se sentirá acompañado…en pocas palabras caminará de forma segura, afrontará la vida y las dificultades de la misma y sobre todo transmitirá a sus hijos las bases de una crianza sólida, la cual será transmitida de generación en generación.
Todo ser humano sobre esta tierra necesita las bases del amor y la ternura de sus cuidadores, además de que las bases serán buenas para la autorregulación la cual se aprende de una explicación, de compartir y de verbalizar sus ideas entre ambos. Todo este cuidado que le da la madre o cuidador al niño es la envoltura que lo cuida y que lo protege llamado así cuidado psíquico.[3]
Investigaciones en neurociencias han demostrado que cuando hay ausencia de cuidado cariñoso y sensible pueden ser afectados los procesos metabólicos inmunitarios por vía epigenética, es decir, activar o desactivar la tendencia a la obesidad, la hipertensión o la diabetes.[4] Entonces también tenemos que hacer frente además de enfermedades mentales a enfermedades físicas que aparecen del estado emocional de las personas. “Desde el nacimiento y hasta los 3 años de edad es urgente atender las necesidades de los mismos pues un desprendimiento tan temprano de los vínculos familiares merece especial atención, sobre todo por la fragilidad emocional de los niños en estos primeros momentos de su existencia, y por lo que significa que las familias trataran de evitar delegar las tareas de crianza hacia otras personas que no sean los cuidadores primarios, además de que si se da este caso, tratarlo con mucha comunicación, amor y empatía con los más vulnerables, en este caso los niños”. [5]
Por eso se puede afirmar que una de las tareas básicas de la Educación Inicial es proteger la salud psíquica de los niños de 0 a 3 años de edad; en ella se apoya el equilibrio afectivo y mental propio, la capacidad para aprender, la posibilidad de desarrollar una personalidad segura, de confiar en el mundo y crear.
Todos los estudios sobre la psicología del niño que se han desarrollado en las últimas décadas se enfocan en la importancia del vínculo temprano como condición de la salud integral y el buen desarrollo. Investigadores como Donald Winnicott, John Bowlby, Daniel Stern, T. Berry Brazelton, Bertrand Cramer, Serge Levobici, Francoise Dolto, entre muchos otros, han aportado elementos muy ricos para leer las necesidades básicas de la primera infancia desde el punto de vista psicológico. Todos ellos coinciden en la necesidad de contar con adultos disponibles no solo física sino también psíquicamente para dotar de seguridad y afecto a los bebés y niños pequeños en el proceso de crecimiento y construcción paulatina de la autonomía. Comenzar a comprender el lenguaje y construir algunos espacios dentro y fuera del hogar para convivir con los hijos.
El hemisferio derecho crece de manera extraordinaria durante los primeros meses de vida, es el hemisferio que registra las imágenes y el lenguaje no verbal. Este hemisferio contiene un circuito de regulación emocional. Regula de manera no consciente emociones como el miedo, la furia, el terror, el disgusto, la pena, la desesperanza. El hemisferio derecho queda, de acuerdo sobrerrepresentado en el cerebro. Instalándose, a nivel inconsciente como una base sólida para vivir y tener placer para aprender todo en la vida.[6]
En resumen, si se cambian las prácticas de crianza, se cambian estructuras mentales, por ende, disminuyen enfermedades mentales que se van formando a través del tiempo y de las condiciones de vida de cada individuo.
Rosa Elena Hernández Mancilla
[1] https://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-48082014000100007
[2] https://capacitateparaelempleo.org/
[3] Winnicott, Donald, Escritos de pediatría y psicoanálisis, Barcelona, Paidós, 1999.
[4] Shanker, Stuart et. al., Early Years Study 2 The long reach of Early Childhood, Canadá Council of Early Child Development, 2007, p.29
[5] Bowlby, John, El apego y la pérdida. I. El apego, Buenos Aires, Paidós, 1998.
[6] 27 Schore, Allan N., Affect Regulation and the repair of the self, New York, Norton and Company, 2012. 28 Shonkoff, Jack, La ciencia detrás de la negligencia.
Los años de vida. Perspectivas en desarrollo temprano, Argentina.
“RIQUEZAS, CHIQUEZAS Y SUPUESTOS EN LA VIDA EMOCIONAL DE LOS NIÑOS PEQUEÑOS” 25 de enero de 2012 Por María Emilia López
“EL SUEÑO Y LA VIGILIA” 11 de enero de 2012 Por María Emilia López
CULTURA E INFANCIA María Cristina Tenorio Anthony Sampson Universidad del Valle
Una mirada a la infancia y la adolescencia en México Tercer Premio UNICEF 2010
DISCIPLINA SIN LÁGRIMAS Daniel J. Siegel y Tina Payne Bryson Traducción de Joan Soler
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