¡Siente tus emociones!
- LaOtraBandita
- 4 mar 2021
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 18 may 2021
Contenido promovido por el Instituto de Experimentación y Formación Artística A.C. con el Centro Cultural La Otra Banda.

Es posible que hayas escuchado, en diferentes espacios especialistas, donde se expresa que hay que sentir las emociones, ya que al sentirlas y expresarlas, uno se libera. A partir de ahí se argumentan los beneficios.
Pero, cuando nos encontramos en el momento práctico o vivencial, pareciera que lo que se ha dicho resulta una complejidad. No hay una experiencia previa sobre la identificación y el contacto corporal; además, hay conocimiento de al menos cinco emociones básicas, con las cuales pareciera que deberíamos nombrar todo.
Es por ello que, al final sentimos una dificultad y agobio; lo cual nos lleva a perder el sentido, o la relevancia, con respecto a las recomendaciones sobre el reconocimiento emocional y su liberación.
Te comprendo y entiendo. Por ende, realizaremos diversos textos, que puedan apoyarnos en este caminar para encontrar una armonía.
El primer paso es saber: ¿cuántas emociones conoces? Podrías hacer un juego con tu familia, donde se nombren todas las que se conocen, en un límite de tiempo, y sean escritas en alguna hoja limpia, o en algún dispositivo móvil.
En otro momento, podrán nombrarlas, para también saber cómo se sienten, y qué gestos o comportamientos pueden experimentar.
Pero pasemos al paso 1:
Conoce las diversas emociones. Ahora trata de enlistar con cuáles te identificas cotidianamente. Ahora realicemos otra actividad: nombremos como nos sentimos durante un acontecimiento y lo que pasa por la mente.
Por ejemplo: me siento ansioso por no tener una certeza de mi relación, ya que discutimos constantemente, y me frustra no llegar a un acuerdo.
Dicha actividad nos permite el desarrollo de habilidades emocionales, donde sentimos y ubicamos en las acciones o ideas.
El segundo paso consiste en describir físicamente cómo nos sentimos. Cuando nombramos una emoción como, por ejemplo, el enojo o la alegría, describamos ¿cómo es la alegría o el enojo en nuestro cuerpo? Por ejemplo: cuando me enojo siento calor en las manos, siento que se entumen, también calor en el pecho y me duele la frente. Mientras que la alegría: calor en el estómago, hormigueo en los cachetes, energía en los pies.
Dicho trabajo permitirá un reconocimiento físico y sensorial de tus emociones.
En el tercer paso, tratemos de tener un primer acercamiento de ensamble con todos los elementos, que permita una descripción amplia, que posibilite un reconocimiento pleno.
Por ejemplo: lo que me expresaste me hace sentir mi cuerpo tenso, presión en la espalda, frío en mis manos y fatiga; pienso que es un gran temor e impotencia al saber que las cosas no serán igual, y me siento intranquilo, ya que mis ideas son de reproche.
Mirar con amplitud nos posibilita otras opciones. Usemos la metáfora de la filarmónica, en la que como director podremos elegir a qué ritmo voy o qué variante le pongo a la pieza; pero para ello, hay que tener conocimiento de los instrumentos, de la pieza y de los músicos.
Mtro Jesús Israel Nieves Romero
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