Contenido promovido por el Instituto de Experimentación y Formación Artística A.C. con el Centro Cultural La Otra Banda.
HUGO ARMANDO ALVARADO GUERRERO
LICENCIADO EN HISTORIA
El origen de Querétaro es aún motivo de investigación, pues algunos autores le dan un origen prehispánico y aunque su fundación oficial es en 1531, poco tiempo después a la colonización nos menciona la investigadora Somohano que “La nueva conformación poblacional de Tlachco fue luego de la conquista española, en 1531. Con la llegada de los españoles al Nuevo Mundo y la conquista de Tenochtitlan el control ejercido por la Triple Alianza en la zona decayó. El pueblo de Tlachco pasó a formar parte de la encomienda de Xilotepeque, asignada al español Juan Jaramillo, entre 1521 y 1526”. Atribuyendo Querétaro o Tlachco origen tarasco. Siendo esta zona límite entre el reino tenochca y purépecha, con las huestes chichimecas del norte. Donde se comerciaban pieles y mantas entre chichimecas con nahuas o tenochcas por ejemplo.
Dándose el primer contacto con los pueblos mesoamericanos, los españoles notaron, que los indígenas vivían dispersos en el territorio. Los esfuerzos para la obtención de los recursos naturales, la recolección de tributos y la evangelización era difícil por la dispersión de los indígenas. Por lo que a la Corona pronuncia normas para juntar a los naturales en lugares ubicados estratégicamente, resolviendo así las necesidades de cada grupo en la colonización. Los españoles denominaron a estos pueblos, los que debían cumplir con ciertas características, como una traza urbana en forma de red y centro, un convento y un órgano colegiado (gobierno).
Si bien Querétaro en un principio fue denominado “pueblo de indios” y su gobernador fue Fernando de Tapia “Conin”, fueron promoviendo poblar esta región queretana durante varias ocasiones durante la colonia, como fueron los años de 1543, 1576, 1596 a causa de epidemias, y 1602-1603 para congregar a los indígenas dispersos, llegando españoles, etc. se fue modificando la estancia de los que en el pueblo habitaban. La muy conocida, pero poco profundizada “otra banda” del estado de Querétaro es lo que comprende la parte norte del Estado, dividiendo la parte céntrica con la mencionada parte norte u “otra banda”, el rio Querétaro. Siendo los barrios más pronunciados de la OB: San Roque, El Tepetate, El Cerrito, San Gregorio, San Sebastián y La Trinidad por mencionar algunos. Dicha división surge para delimitar el espacio en un principio entre españoles (centro) e indígenas y otros grupos (norte) o propiedades. Haciendo esta división un rio de forma natural. A lo que esto con el tiempo ha cambiado pues las formas de poder se van alejando, dejando el núcleo. Lo que antes era primordial, pero ese es tema de otra materia.
Existen escritos realizados por personajes prominentes de la antigüedad sobre la “otra banda”, como lo es el escritor, político y liberal del siglo XIX Guillermo Prieto, quien hace una distinción de las zonas que se habitaban, como lo era la ciudad y el otro extremo del rio Querétaro, la cual era un distrito agreste pero fértil, pobre y no vano en la forma de andar y vivir. Así lo menciona Guillermo Prieto:
…Abandonamos aquel paraje con sumo disgusto y más por ver envileciéndose en él personas bien educadas y muchas de ellas de nuestra particular estimación. Tomamos como impulsados por el mismo sentimiento el camino de la otra banda. Llamase la otra banda en Querétaro a la orilla del rio opuesta a la ciudad, y por corruptela todo el barrio que se extiende por aquella parte aunque no esté cercano a su orilla. Esta faja de la ciudad es pobrísima, las calles son estrechas, sembradas de piedra suelta y de hoyancos peligros en cuestas y bajadas muy incómodas. La orilla de este barrio, en general, es muy fértil se compone de sementeras, de huertas de árboles frutales, de cerros, y a su pie de sitios y calzadas pintorescas…
Del mismo modo, nos menciona como eran viviendas muy pintorescas, humildes, limpias y de olor a flores, al igual del terreno que circunda parte de la “otra banda” con árboles umbrosos y “enramadas alegres”. Como de los tamales y el “atole de leche” o de maíz con leche pues, recordemos que el atole o “atolli” era una bebida a base de maíz, agua, miel y chiles que era muy vigorizante consumida por los indígenas nativos de estas tierras. Que por el tiempo y la colonización ciertas prácticas se fueron modificando. Evoquemos también que “la otra banda” era habitada por grupos de indígenas, algunos grupos minoritarios y algún corregidor iracundo hacedor de improperios al alcalde.
En la antigüedad vemos el actual centro histórico como el núcleo principal de la población y como a parte “la otra banda” más barrios, en especial de indígenas circundaban este punto tonal en aquella época cómo el famoso barrio de San Agustín del Retablo y por la parte sur de la ciudad San Francisquito. Siendo estos, congregaciones de indianas, haciendo cada uno de estos una “capilla de indios” para su evangelización y sirvieran para menguar o calmar los embates chichimecas del norte.
De esta manera nos regala estampa para nuestra imaginación lo muy colorido de su viaje y de la gente que habita la otra postrimería del rio en cuanto a su convivencia y disfrute de esos “apetitosos artículos” y la limpieza de las vendedoras de aquellas delicias:
El pequeño viaje, hecho por excusadas calles, el tono de franqueza de la merienda popular los apetitosos artículos que allí se sirven , las vendedoras limpias, frescas y de buen talante, la comida en el patio bajo las enramadas, exhalando aromas, la estrechez del sitio protectora del contacto a la vuelta del paseo, la sombras, las desigualdades del piso en que con facilidad se resbalaba, todos estos unidos son encantos que han comunicado a la otra banda; no por lo que sitio ni porque el atole en sí valen, sino porque es un nombre que despierta recuerdos, que anima memorias queridas, que tiene el prestigio de nuestra historia particular.
Estando del lado sur del rio, observando el lado norte es lo que llamamos la otra banda. Como aquí se menciona lo agreste, abrupto del terreno, sin mencionar las lomas y cerros. Les han dado su toque a los barrios asentados en “la otra banda” a través de los siglos en distintas etapas. Las personas como vemos, es gente de trabajo. Cosa que también a través del tiempo se ha demostrado. A parte de cerros y lomas encontramos terrenos fértiles
Hay documentos y registro de que esta zona (la otra banda) desde finales del siglo XVI e inicios del siglo XVII; como en 1608 el Virrey Luis Velasco concede a Juan Rodríguez Nieto autorización de poner un obraje de trapos, así como una tenería o lugar donde se curten y tratan pieles en 1621. Incluso algunos creemos que algunos barrios de esta “otra banda” como lo es el cerrito y en especial “la capílla de la Santa Cruz del Cerrito” siendo población, asentamiento Indígena, un lugar de adoración a la cruz y estando en un cerro este lugar pudo haber tenido gran importancia ritual en la época prehispánica. Cuestión de estudios y revisiones arqueológicas, arqueoastronómicas y etnográficas del sitio. Ya el tiempo nos dará respuesta a estas interrogantes.
Nos dice la doctora Lourdes Somohano que el poblamiento y repoblamiento de Querétaro durante el siglo XVI e inicios del XVII se efectuó mediante diversas campañas de congregación o reducciones de indios. Luego de refundar el pueblo de Querétaro se llevó a cabo una larga campaña de reclutamiento por parte del gobernador indígena Fernando de Tapia para que asentara a los indios de algunos valles de los alrededores. Otros indios, al parecer, llegaron por su propia voluntad al pueblo. Entre 1558 y 1562 se registró también la primera campaña de congregaciones dirigida por el gobierno colonial. Otras dos campañas dirigidas por el gobierno colonial tuvieron lugar entre1590 y 1593, luego de terminada la guerra chichimeca para asentar a los indios recién pacificados. También se aprovechó para reordenar el espacio urbano de Querétaro. La última congregación ocurrió entre 1602 y 1603, cuando se realizó un gran esfuerzo para reclutar a todos los indios y asentarlos en cuatro congregaciones o barrios aledaños al pueblo. Los factores que propiciaron gran parte de estas movilizaciones fueron el patrón urbano mesoamericano, el afán español por juntarlos en pueblos, y las epidemias que asolaron la Nueva España dejando los pueblos semi desiertos. Las congregaciones permitieron a la Corona repoblar y repartir las tierras desocupadas por los indios a los españoles, mestizos e indios principales, aunque en menor medida a los dos últimos grupos. La fisonomía que adquiere el pueblo de Querétaro luego de las congregaciones de 1602-1603 será la misma que se conserve hasta el siglo XIX, como se puede apreciar en el mapa de 1867, en la figura 1. En la época prehispánica, la población de Tlachco/Querétaro, se componía de varias etnias pero no tendían a mezclarse. Con la llegada de los españoles al pueblo arribaron otros grupos indígenas: chichimecas, tarascos, otomíes y mexicanos, además de los negros, mulatos, mestizos y españoles. A partir de entonces la tendencia al mestizaje entre los grupos fue lo usual. Los pobladores que se conservaron a través del tiempo con el más alto grado de endogamia fueron los indios de las cuatro congregaciones de inicios del siglo XVII”.
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San Francisquito
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San Agustín del Retablo
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Somohano, mapa de Querétao 1602-1603, pintura presentada por Hernán Sánchez Cortes 1620
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Fragmento de mapa de Querétaro 1778 INAH en donde se observa el rio Querétaro, el barrio de San Sebastián y su iglesia, iglesia de la Trinidad y el terreno que conformo el barrio de San Gregorio y barrios de su periferia.
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Rio Querétaro y vista hacia “la otra banda” desde el centro de Querétaro
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Primera foto tomada desde el puente grande Av Universidad entre calle invierno y calle Juárez, Segunda foto “el jardin de los platitos”. Abajo vista de la otra banda.
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Capilla de la Santa Cruz del Cerrito, En “la otra banda". Ubicada en prolongación Corregidora Norte a un lado del parador de transporte urbano en la plaza Juana de Arco.
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