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Fiesta de San Gregorio en memoria de Don Juan: Barrio de San Gregorio.

Actualizado: 18 may 2021

Contenido promovido por el Instituto de Experimentación y Formación Artística A.C. con el Centro Cultural La Otra Banda.


Por Carolina Varela


Iglesia de San Gregorio


San Gregorio llegó y formó parte del barrio que lleva su nombre desde 1532, cuenta Don Juan. Por lo que la fiesta al sagrado tiene alrededor de 488 años.

Recuerda Don Juan que cuando era niño, su tío “se encargaba de organizar la fiesta, prácticamente él solito. Empezaba a recorrer todos los barrios aledaños […] a San Gregorio, pidiendo limosnita para la fiesta […] y ya con lo que alcanzara a recaudar, siempre la hacía”. Probablemente siempre existieron personas como el tío de Don Juan, que se encargaban de buscar los recursos para poder festejar a San Goyo, siempre con el apoyo de la banda, del barrio.


Entre todos hacen posible, que cada año, suene la música de viento y las danzas de apaches se hagan presentes, creando un ambiente de gran felicidad y júbilo.


La fiesta a San Gregorio es y siempre ha sido distinta, única y hermosa: “enmarcada por un torneo de voleibol con don Pancho Ramírez, [quien llegara al barrio y dirigiera éste] y” así como un “torneo de uruguayito y un torneo de básquetbol”, de los cuales las finales deleitaban al pueblo en las vísperas del santo. Pero los tiempos avanzan y las tradiciones cambian, se transforman e incluso, desaparecen, por lo que los torneos de uruguayito y el de básquetbol son solo recuerdos de lo fascinantes que llegaron a ser.

Don Pancho Ramírez, será siempre un enigma para el barrio, alguien a quien admirar porque también fue quien llevó la tradición del paseo del gallo a San Gregorio. El paseo consiste en “Adorna[r] un camión de esos grandotes, de tortols le llaman […] Les quitan la caja, los adornan de acuerdo a lo que se conmemora ese año, por ejemplo, en el 2010 se conmemoró el centenario de la Revolución y el bicentenario de la Independencia y en 2017 también se recordó el Aniversario del fusilamiento de Maximiliano en Querétaro y así, dependiendo de lo que se festeja en el año se adorna el carro con memorativo del paseo del gallo”, el cual, dice Don Juan, hace a la festividad de San Gregorio una de las más hermosas de todo el centro de la ciudad de Querétaro.

Otro toque distintivo y gracioso es la carrera de carretillas, para la cual, los participantes “[…] se disfrazan como albañiles, con su ropa típica llena de mezcla y su gorrito hecho de papel de bolsa de cemento y corren por parejas uno arriba de la carretilla y otro lo empuja y hay diferentes estaciones de recarga de combustible”.

Narra Don Juan que en la primera estación de recarga “se trata de que cada pareja, un miembro al otro, se pongan el número [trozo de tela] que los va a identificar como pareja. Se lo pegan con hilo y aguja. Se lo pega el uno al otro y el otro se lo pega al uno. Una vez terminado de coserse le siguen a la carrera y no pueden despegar si no tienen bien bien cosido el número en la espalda y así el que gane, será el que tenga más destreza para coser [porque] entonces va a salir primero”.


Todo suena divertido y seguro lo es, pero es solo el inicio, porque en la segunda estación “les dan una bolsita de semillas y cada pareja se la tienen que terminar pelándolas y tomándose un vaso de cerveza o un vaso de agua” recuerda Don Juan.


En la memoria, no solo de Don Juan, sino también de la banda, queda aquel espectáculo que daba el juego de la ola, el cual cada 3 de septiembre llegaba a las calles del barrio para ofrecer risas y diversión al pueblo. La ola “era un círculo con sillas, hecho de madera con un mástil en medio. Andaba volando la ola como a unos 2 metros de altura más o menos del piso, así estando quieta, sólo que la inclinaban de un lado, así a pura fuerza de mano la inclinaban de un lado para que la gente subiera y luego a pura mano le daban vuelta. Era todo un espectáculo verlos a pura mano dándole vuelta y, ahí está la ola dando vueltas” cuenta Don Juan entre risas. Pareciera que con cada palabra revivía la experiencia.

La situación del año actual en el mundo impidió celebrar a San Goyo a lo grande como cada año, como el barrio lo acostumbraba, sin embargo, jamás se dejaría pasar la oportunidad para festejarlo, por lo que se realizó una serenata con la debida distancia, porque San Goyo y su fiesta, son para el barrio “[…] una comunión de todos los habitantes tanto actuales como ya anteriores […]” dijo entre suspiros el gran Don Juan.


Suspiros, risas y emoción se escuchan en cada palabra de Don Juan, quien con sus hermosos recuerdos, revive cada escena de la fiesta en honor a San Goyo, como él lo llama.

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