Contenido promovido por el Instituto de Experimentación y Formación Artística A.C. con el Centro Cultural La Otra Banda.
Jesús Israel Nieves Romero
I
-El que no es cabrón no es hombre-
decía mi padre, y los chingadazos para despertarme.
Levántate güey, a darle un puñetazo.
Son dos formas de entender el mundo,
Dicen: este mundo es de los vivos ,
los muertos te dicen, chillar es de viejas ,
no hay tiempo cuando en la chamba
a huevo tienes que ser el líder,
quítate no estorbes, un cabrón al fondo
observa cómo madreamos al Julián.
El pendejo perdió el dinero es bien maricón
a ver si con los putazos se endereza el güey.
Ua chinga ir caminado por el cerro,
el arena, los cactus, las serpientes que se enredan,
en el hambre lo jodido es aguantar el dolor,
la desesperación es hablar sin decir nada,
al cabo estás re pendejo decían los de la cuadra,
nada de besitos ni de abrazos entre hombres,
un apretón de manos basta, con sacar la baraja,
y en el diez de espadas, mi tío le ponía sus putazos
a mi abuela, su pecado: no poner las tortillas calientes.
Vámonos a la ladrillera, a la milpa, a la obra negra.
La feria de algodones de azúcar,
enchiladas rojas, jarritos con tequila,
y ver a mi padre perder nuestra casa en los gallos.
“Hijo tu abuelo está enfermo”,
mis tías cuidándolo al pie de la casa,
lavando ajeno, vendiendo cena,
mis tíos, podían hacer lo que les diera su chingada gana,
en sus bicicletas, las cervezas, el aguardiente barato.
Unos murieron en las calles por teporochos,
mi abuela les prendía su veladora cada primero de mes,
silencio, no hables así de la familia silencio,
como serpientes enredándose en la boca.
Chillar es de viejas, chillar como una patada al perro,
mapas de sangre en el machete de mi padre,
mi madre con cicatrices en los ojos,
hijo, recuerda el que no es cabrón no es hombre.
II
Envío
Dibujo en la mesa de la cocina,
papeles de estraza donde traíamos las tortillas
un jarro de café, piloncillo, los pollos al fondo,
quiero una imagen donde mi padre, mi abuelo,
pudiera hablar con él, me escuchara, darle un abrazo,
poder mirarlo a los ojos, ayudarlo a sonreír,
a llorar con sus hijos, a llorar en nuestro nombre.
Hombres que nunca huyen y no conocen,
la sílaba del abandono, papá vuelve pronto.
Una esperanza, apoyo, dame el fuego nuevo,
ya no eres el buitre amargado que esperó,
que nos largáramos pronto de su casa,
ya eres agua en la acequia, el cántaro,
puedo abrir tu corazón, verlo flotar entre las hojas,
ojos, manos, palabra, vuelta, nombre propio,
que me llama, me reconoce, me regresa al origen,
se dibuja como cenzontle por nuestra familia.
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